Entrevista al Dr. NARCÍS PRAT, catedrático de Ecología de la Universidad de Barcelona

ANTONIO CERRILLO - 04/10/2004
LA VANGUARDIA - Barcelona


El catedrático de Ecología de la UB Narcís Prat, uno de los mejores conocedores de nuestros ríos, se inclina por sacar del Ebro la montaña de basura química e industrial (formada por decenas de desechos mineros radiactivos, metales pesados y sustancias organocloradas) descubierta en el embalse de Flix junto a Erkimia. Pero también ansía que Flix sea en el futuro sinónimo de un proceso tecnológico de referencia modélico para descontaminar un río.

 

-¿Qué impresión le ha causado el informe sobre la montaña de contaminantes en Flix?

-Aunque el problema era conocido por algunos, ahora se ha cuantificado. Que haya salido a la luz pública, aunque haya sido con alarma, es positivo porque debe servir para sacarlos. Aunque no me alegra que este asunto haya salido de esta manera, parecer ser que es la única forma de que se solucione.

-El problema ha estado tapado durante años. Ha sido sorprendente el papel de las administraciones, ¿no?

-En todo este tiempo las administraciones han estado escondiendo el problema. Por eso, cuando alguien en los medios lo explica, todo el mundo se pone nervioso. Aunque también se exagera por el otro lado; y ahora parece que no se puede comer arroz del Delta y que aquello es un desastre.Y eso no es verdad. Porque una cosa son los contaminantes en el río y otra cosa es el riesgo ambiental o el riesgo para la salud.

-¿Y existe ese riesgo?

-Sabemos muchas cosas del Ebro y cómo los contaminantes han entrado en la cadena trófica. No hay contaminaciones enormes y no podemos decir que haya una situación de gran riesgo en el delta del Ebro a causa de este problema. Pero el riesgo no está bien caracterizado. Por tanto, debemos conocer este riesgo en la salud y el medio ambiente.

-¿Hay suficientes controles del agua de abastecimiento?

-Desde el episodio de contaminación de mercurio (que entró la red de abastecimiento de Tarragona en el 2001), los controles de la Confederación Hidrográfica y la Agència de l´Aigua han ido aumentando en frecuencia y aumentarán más. Se están poniendo los medios adecuados para que, mientras no sepamos cuál es el riesgo, como mínimo, el control sea exhaustivo.

-Las administraciones han sido incapaces estos años de controlar los vertidos y hacer de policía fluvial...

-Las administraciones siempre van a remolque de la legislación. Si hay legislación, la Administración actúa, y si no hay, no actúa. Cuando se arrojaron estos contaminantes al río, tal vez no había legislación. Y la Administración no dijo nada. La Confederación del Ebro y la Agència de l´Aigua se han limitado a cumplir burocráticamente lo que obligaba la ley. Y si debían hacer un único análisis de vertidos al mes, pues hacían uno sólo, en lugar de tres.

-¿Le falta iniciativa?

-Si la Administración se creyera de verdad la directiva marco de aguas de la UE, y pusiera en marcha esta directiva, que es absolutamente ambiental, las cosas cambiarían. La Administración debería ser mucho más proactiva porque así vería el daño que esos vertidos hacen en el medio natural.

-¿Le toca un nuevo papel?

-Si un río no tiene buena salud, lo debe arreglar. Y si esa mala salud la causa una empresa, ha de solucionarlo con ella, independientemente de si el límite de vertido es uno u otro. La directiva marco de agua ya no pone un límite de vertidos, sino que analiza en conjunto sus efectos sobre el medio natural y prioriza el buen estado ecológico de los ríos. Si una empresa tira un contaminante en menos cantidad de lo legal, pero es nocivo, se debe arreglar.

-Erkimia alega que cumplía los límites de vertidos legales.

-Es verdad que tiene un permiso para verter mercurio siguiendo una norma europea, y echa pequeñas cantidades de mercurio al río. Pero esto en el siglo XXI debería ser algo impensable.

-¿Se debería prohibir?

-Erkimia debe cambiar su proceso de producción, que es del siglo XIX. Le toca hacerlo en el 2007; pero debería adelantarlo para no arrojar más mercurio.

-Usted integra una comisión técnica para descontaminar Flix. ¿Cuál es su función?

-La comisión técnica tiene dos tareas: una, evaluar el riesgo ambiental, para ver si estos fangos son un riesgo para nuestra salud y nuestros ecosistemas; y dos, estudiar si conviene sacarlos o aislarlos en un sarcófago. Se debe mirar las diferentes opciones, evaluar su coste y las ventajas e inconvenientes.

-Para el pueblo de Flix, lo ocurrido es como una maldición bíblica...

-La directiva de aguas nos obliga a sacar estos contaminantes. Pero debemos empezar a ver este problema ambiental como una oportunidad para la investigación. En Flix se debe montar una planta para tratar estos residuos y destinar allí la mejor tecnología y concentrar todos los conocimientos del país para crear algo nuevo hasta disponer de una metodología exportable de la que podamos obtener rendimiento. Que al final podamos tener un método de referencia de descontaminación; que podamos concluir el proceso pensando: "hemos sido capaces de eliminar esto" y estar tranquilos porque el río ha quedado limpio.

-¿Qué otros problemas le preocupan en los ríos catalanes?

-Me preocupa el Llobregat, porque nos interesa su buen estado ecológico para tener plenas garantías en su uso. Un grave problema de calidad es la salinidad, causada por la gran montaña de residuos salinos de Sallent. La calidad del agua a partir de Balsareny se degrada.

-¿Cuál es la solución?

-Coger los escombros, que ahora están a la intemperie, y meterlos dentro de la mina.

-¿Qué acarrera esa montaña?

-Saliniza los acuíferos, saliniza las fuentes, saliniza los ríos pequeños. Con el agua, esta montaña de residuos salinos va soltando la sal poco a poco; y cada vez que llueve provoca unos picos de sal en el río impresionantes. Tapándola o impermeabilizándola no resolvemos el problema. La única solución es sacar esta montaña de sal.