COMISION EUROPEA
Dirección General de
Medio Ambiente
B-1049 BRUSELAS - Bélgica
Manresa, 15 de julio de 2005
Asunto: Denuncia del impacto ambiental de la minería de la
potasa de la comarca de Bages (Catalunya, España)
Señores,
El Col·lectiu Ecologista l’Alzina,
asociación partícipe de la Plataforma Cívica Montsalat que agrupa a
vecinos, ecologistas y, en general, a toda persona que quiere contribuir a
hacer compatibles la actividad minera de la comarca de Bages con el respeto al
entorno natural y social, expone los hechos siguientes:
a) La
minería de la potasa del Bages y sus residuos
Quienes por primera vez visitan la comarca de
Bages, en el centro geográfico de Catalunya (España) y en la cuenca media del
río Llobregat, se sorprenden al descubrir las ingentes montañas de residuos
salinos, las escombreras de la minería de Sallent, Balsareny, Súria y Cardona.
El origen de estas montañas estériles está ligado a la historia y a la actual
explotación minera de la potasa.
La minería de la sal en el Bages se remonta a
tiempos inmemoriales, con el aprovechamiento de la sal común en su único
afloramiento del valle Salina de Cardona. Tras descubrirse que en la zona
profunda el yacimiento salino contenía también sales potásicas, en el año 1925
empezó la explotación de la potasa en un pozo minero de Súria. Pocos años
después empezó también en Cardona –cuya mina de potasa cerró en el año 1990
tras haber llegado a más de 1000 metros de profundidad– y en Sallent y,
décadas más tarde, en Balsareny. Estas explotaciones mineras basan su negocio
fundamentalmente en la venta del cloruro de potasio (potasa) el cual debe ser
previamente separado del cloruro de sodio o sal común que, a causa de la
disposición de las capas y del sistema de explotación, es extraído conjuntamente
con el primero. Tan solo una pequeña parte de la sal común extraída es
comercializada.
Durante las primeras décadas de explotación,
la sal común sobrante se devolvía al interior de las galerías. Pero, a partir
de los años 1960, empezó a acumularse en el exterior, junto a las plantas de
tratamiento, y así se constituyeron las escombreras salinas de Cardona, del
Fusteret (Súria), de la Botjosa (Sallent) y de Vilafruns (Balsareny). En
el año 1980 se inició la escombrera salina del Cogulló de Sallent, que con su
crecimiento desorbitado ha dado lugar a la mayor de las escombreras y a la
montaña que más destaca en el paisaje entre las que circundan el Pla de Bages.
Actualmente en Cardona la escombrera Nova está en explotación para aprovechar
la sal común y existen planes para seguir con la escombrera Vella. Las
escombreras de Súria y, sobretodo, la del Cogulló están en activo crecimiento.
La empresa minera Iberpotash / Dead Sea Works, actual propietaria de las minas
de potassa de Súria, Sallent y Balsareny, vierte actualmente a un ritmo de unas
10.000 toneladas diarias de residuos salinos, que significan unos 3 millones de
toneladas el año. Esta cantidad equivale al total de residuos urbanos generados
en Catalunya. Finalmente, las escombreras de la Botjosa y de Vilafruns,
propiedad también de Iberpotash, están mal abandonadas. En total, las
escombreras salinas del Bages acumulan ya más de 70 millones de toneladas de
residuos salinos, sobre una superficie de más de 100 ha.
Las escombreras salinas no se asientan sobre
terreno previamente impermeabilizado, ni están recubiertas. En consecuencia,
estas montañas de residuos de sal, además de transfigurar el paisaje con su
artificialidad estridente, quedan a merced de la lluvia y de las corrientes de
agua.
b) Los incumplimientos de las medidas de
protección ambiental
b.1) El nulo cumplimiento de cualquier
programa de restauración
Toda actividad extractiva en Catalunya
requiere, de acuerdo con el decreto 343/1983 del gobierno autónomo de la
Generalitat, un programa de restauración, simultáneo al plan de explotación, y
el depósito de una fianza. Pese a que las explotaciones de potasa del Bages son
la actividad minera mayor de Catalunya, y pese a los años transcurridos desde
la aprobación del decreto sobre restauración de espacios afectados, es a la
vista de todo el mundo que en Súria, Sallent y Balsareny no se cumple en
absoluto ningún programa de restauración. Contrariamente a lo que establece el
decreto, en la veintena larga de años desde su publicación, el volumen de
residuos y las áreas afectadas por las explotaciones en activo de Sallent y de
Súria en vez de restaurarse han crecido a un ritmo aún más rápido. En el año
1998, con la voluntad explícita de obtener autorizaciones para la ampliación de
las áreas de vertido de residuos en Súria y en Sallent y bajo el equívoco
nombre de programas de restauración, las empresas mineras Suria-K y Potasas del
Llobregat SA, aún de propiedad estatal y poco antes de privatizarse y adoptar
el nombre de Iberpotash, presentaron al Departamento de Medio Ambiente de la
Generalitat de Catalunya sendos proyectos de ampliación de las escombreras del
Fusteret (Súria) y del Cogulló (Sallent).
Tras numerosas enmiendas y adiciones para
prevenir la salinización de las aguas, el Departamento de Medio Ambiente de la
Generalitat aprobó, en julio de 2003, un programa de restauración para Súria.
Por una parte, este programa acepta, sin garantías económicas ni estudios de
viabilidad, que Iberpotash vaciará los residuos salinos acumulados en Súria. Una
vez fuera los residuos, se iniciaría la restauración del terreno afectado. Por
otra parte, las enmiendas del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat
al programa establecen condiciones para el vertido en la zona de ampliación y
medidas de control y de corrección para prevenir la salinización de las aguas.
Hasta el momento no se han obtenido garantías para dar ninguna salida a los
millones de toneladas de residuos acumulados en Súria, no se sabe que
Iberpotash haya depositado la correspondiente fianza, ni sobre el terreno se
aprecia la realización de ninguna de las obras de impermeabilización ni de
control de aguas salinizadas que el programa de restauración establece. En
definitiva, el programa de restauración de Súria se ha quedado sólo sobre el papel,
sin traducirse en nada material. Iberpotash sigue vertiendo miles de toneladas
diarias de residuos salinos en Súria sin impermeabilización del terreno, sin
fianza y sin perspectivas de restauración, pasados ya dos años desde la
aprobación del programa de restauración.
El caso de Sallent y Balsareny es aún más
flagrante. El proyecto, redactado en el año 1998 y sarcásticamente denominado
programa de restauración, planeaba multiplicar por cuatro la gigantesca montaña
de residuos del Cogulló, haciéndola crecer hasta las 120 ha, sin plantear
realmente ninguna restauración y escondiendo las afectaciones a las aguas ya
existentes. Después de unos años de tramitación en el Departamento de Medio
Ambiente, exactamente el mismo proyecto, con los datos del 1998 sin ninguna
actualización, pasó a exposición pública el día 28 de noviembre de 2003. Por
ahora, el programa no se ha aprobado. Por lo tanto, Iberpotash explota en
Sallent y Balsareny sin programa de restauración.
b.2) Las condiciones de vertido
Aún cuando la sal es extremadamente soluble
en agua, los vertederos de residuos salinos mineros del Bages no han sido
previamente preparados para impedir la filtración de aguas saladas ni para
recoger todos los lixiviados. Un residuo de composición idéntica al que vierte
la minería sería catalogado como residuo especial, si fuera generado por otra
industria. Bajo esta catalogación, las condiciones de vertido están reguladas
por normativas estrictas. En cambio, los vertederos que acogen cantidades
ingentes de estos mismos residuos de origen minero ignoran toda esta normativa.
La Ley 16/2003 de la Generalitat, con el
objetivo de incentivar la reducción de residuos, fija un canon de vertido para
residuos urbanos de 10 € por tonelada. En cambio, los residuos de la minería de
la potasa del Bages –que, recordémoslo, son el equivalente al total de residuos
urbanos de Catalunya y mucho más susceptibles de afectación a las aguas– no
pagan ningún canon a la administración.
¿No es este un caso flagrante de
discriminación por parte de la administración? Cualquier ley, incluso aquella
promulgada bajo el mejor de los propósitos, sólo consigue ser justa si se
aplica y se exige su cumplimiento a todo el mundo por igual.
b.3) Las aguas salinizadas por las
escombreras
La Ley de Aguas (R.D. 1/2001) establece la
obligatoriedad de impedir la contaminación de la red fluvial. En su artículo 97
se puede leer textualmente “... queda
prohibido... acumular residuos sólidos, escombros o sustancias, cualquiera que
sea su naturaleza y el lugar en que se depositen, que constituyan o puedan
constituir un peligro de contaminación de las aguas o de degradación de su
entorno”.
El agua de lluvia disuelve la sal de las
escombreras. Los lixiviados de las escombreras son auténticas salmueras, de
efecto muy pernicioso para las aguas dulces fluviales. Por lo tanto, es
obligación de los propietarios de las escombreras controlar todas las aguas
salinizadas y evitar la afectación a la red fluvial o a las aguas subterráneas.
Tras más de 50 años de aplazamientos,
finalmente en 1989 entró en servicio el colector de salmueras de la cuenca del
Llobregat que recoge las aguas saladas de las plantas de tratamiento del
mineral de Súria y de Sallent, así como el riachuelo Salat de Cardona y algunos
de los lixiviados de las escombreras salinas. Pero el colector de salmueras no
ha sido la solución total ni definitiva para prevenir la salinización. Una
parte de las aguas saladas lixiviadas a través de las escombreras,
efectivamente, se recoge y se conduce al colector de salmueras; pero sólo una
parte. El resto se filtra hacia las aguas subterráneas salinizando pozos,
fuentes y acuíferos, y reaparece en varias partes de la red fluvial salinizando
torrentes y riachuelos o directamente el río Llobregat y su gran afluente el Cardener.
El colector de salmueras no ha logrado, de forma continuada, mantener el
contenido de cloruros del río Llobregat en Sant Joan Despí por debajo del
límite de 250 mg Cl-/L recomendado por la actual legislación
(R.D.140/2003 de 7 de febrero, que traspone la Directiva 98/83/CE) sobre aguas
destinadas a potabilización y menos aún acercarse a los niveles históricos
anteriores a la explotación de potasa evaluados en 86 mg Cl-/L en
Sant Joan Despí.
A medida que crecen las escombreras salinas
de Súria y del Cogulló de Sallent, se extiende igualmente el área directamente
afectada por la salinización de las aguas y sube el contenido de sal en el agua
del Llobregat.
Las escombreras salinas del Bages incumplen,
pues, la Ley de Aguas (RD 1/2001) y la de Aguas Potables (RD 140/2003 –
98/83/CE), además de la Directiva Europea 2000/60/CE que establece un marco
comunitario de actuación el el ámbito de la política de aguas.
c) Los
impactos ambientales
La actividad minera causa directamente
problemas sociales y ambientales.
Desde el punto de vista social, las
afectaciones más importantes son las derivadas de la subsidencia (hundimiento)
del terreno minado –con una especial relevancia en los barrios de L’Estació y
la Rampinya en Sallent y de La Coromina en Cardona–, el abandono y deterioro
urbanístico de las colonias de la Botjosa (Sallent) y Vilafruns (Balsareny), la
desvalorización de los terrenos próximos a las explotaciones debido a la
ausencia de restauración, el menor rendimiento de las explotaciones agrícolas y
ganaderas de los lugares directamente afectados por la salinización de las
aguas y/o el polvo salino y la pérdida definitiva de recursos hídricos para el
suministro de las poblaciones. La vecindad con las explotaciones mineras del
Bages resulta siempre perjudicial. En el caso de La Coromina, la mina
presuntamente responsable del hundimiento del terreno no es de potasa, sinó de
sal común.
Si bien estos impactos sociales son muy
relevantes para quienes directamente los padecen, dado que la queja por estos
hechos llega también a través de las asociaciones vecinales, desde la plataforma
Montsalat queremos centrar aquí la denuncia especialmente en los impactos
ambientales, de una afectación social quizás más difícil de captar por parte
del conjunto de la población, pero no por eso menos graves si consideramos que
abarcan un territorio muy extenso y que perdurarán mucho más tiempo. El
esfuerzo económico que supondrán las correcciones y ajustes para amortiguar los
impactos ambientales es sin duda superior al necesario para paliar el efecto de
las subsidencias.
Dos son las afectaciones ambientales
destacadísimas causadas por la minería de la potasa del Bages: el impacto en el
paisaje y la salinización de las aguas.
Las escombreras de la minería de la potasa
lucen como manchas estridentes, descomunales, en el paisaje natural de la
comarca de Bages. Estas montañas artificiales y estériles, las escombreras
salinas, visibles desde prácticamente cualquier punto del centro de Catalunya,
a los cuatro vientos proclaman ostentosamente que la minería de la potasa del
Bages incumple toda obligación de restauración de los terrenos afectados.
Además, hay que considerar también el área de vegetación malograda en Cererols
debido al polvo salino emitido desde la planta de tratamiento del mineral de
Súria.
La salinización de las aguas causada
directamente por las escombreras salinas, en particular por las mayores, la de
Súria y la del Cogulló de Sallent, es sin duda el impacto ambiental más grave y
de más alcance entre los ocasionados por la minería de la potasa del Bages.
Por la parte del Cardener, la riera de
Bellver en Callús y la desembocadura de la de Hortons en Súria, y, por la parte
del Llobregat, la riera de Conangle en Balsareny, los torrentes de Soldevila,
de Mas de les Coves y del Solà en Sallent, más el río d’Or en Santpedor, están
directamente salinizados por la minería. Por la riera de Soldevila ya no
circula agua, sinó salmuera procedente de la escombrera del Cogulló; el valle
ha quedado devastado. Los pozos en contacto con el agua de estas rieras están
igualmente contaminados por la sal. Más perjudiciales aún para la calidad del
agua de la cuenca son las graves filtraciones de agua salada procedentes de las
escombreras que entran directamente al río Cardener a la altura del barrio del
Fusteret en Súria, y en el Llobregat en la zona del puente Nou de Sallent y,
más abajo, en el barrio minero de la Botjosa. Algunas poblaciones del Bages,
como Sallent, Santpedor i Callús, no pueden utilizar parte de sus recursos
hídricos porqué están contaminados por la sal de origen minero.
Las aguas de abastecimiento a la población
procedentes de los ríos Cardener y Llobregat y captadas aguas abajo de Súria y
Sallent, respectivamente, están afectadas por exceso de cloruro y de potasio, a
causa fundamentalmente de los lixiviados procedentes de las escombreras salinas
de Súria y de Sallent. Las plantas potabilizadoras de agua no pueden, con los
tratamientos habituales, extraer la sal del agua.
Sirva de caso ejemplar el del agua
suministrada en la población de Sant Vicenç de Castellet, la cual a partir del
mes de octubre de 2004 y hasta el momento presente, julio de 2005, ha superado
sistemáticamente el límite de 250 miligramos de cloruro por litro (250 mg Cl-/L)
admitido en las aguas potables. Las poblaciones de Olesa de Montserrat y de
Abrera viven en la misma situación de mala calidad de agua de suministro.
En la parte baja de la cuenca del Llobregat,
en las comarcas del Barcelonès, el Baix Llobregat, el Vallès Occidental, el
Vallès Oriental, el Alt Penedès, el Garraf, el Maresme y parte de la Anoia,
donde viven más de la mitad de los catalanes, el agua del Llobregat se diluye
con agua realmente dulce trasvasada del río Ter, lo que disminuye el contenido
de sal. El sabor salobre y el amargo picante persistente debido a los
contenidos de potasio y de magnesio, sin embargo, persisten. La mezcla entre
los orígenes del agua no es homogénea en el territorio abastecido, por lo que
las numerosas poblaciones que reciben un suministro con mayor proporción de
agua procedente del río Llobregat disponen de una calidad de agua dudosa.
Esporádicamente, la compañía suministradora Aguas de Barcelona SA opta por no
destinar a la potabilización el agua del Llobregat por su exceso de sal.
El agua con exceso de cloruro no calma la
sed, no tiene buen sabor y no es indicada para personas con insuficiencia renal
o con presión arterial alta, ni tampoco para los bebés.
Hay que tener en cuenta también que la presencia de cloruros
incrementa la generación de trihalometanos durante los tratamientos de oxidación
utilizados para la potabilización de aguas con destino al consumo humano. Entre los
trihalometanos se detectan el cloroformo y el bromoformo. El RD citado fija un
contenido máximo de trihalometanos de 100 μg/L.
Una visión más extensa,
detallada e ilustrada de los impactos ambientales causados por la minería de
potasa del Bages se encuentra, en catalán, en la dirección www.lasequia.org/montsalat.
d) La desidia en la acción de gobierno de la
Generalitat de Catalunya
Incluso ya antes de la creación de la Plataforma
cívica Montsalat en el año 1997, con el propósito específico de encauzar la
actividad minera del Bages dentro de la legalidad ambiental, grupos ecologistas,
vecinales o políticos y administraciones locales de esta comarca expusimos
reiteradamente al gobierno de la Generalitat la preocupación por la afectación
ambiental de la minería, y en particular por la salinización de las aguas
causada por los residuos salinos.
Pese a que la Generalitat ostenta las
competencias en materia de gestión de aguas de las cuencas internas de
Catalunya –como es el caso de la cuenca del Llobregat–, en policía de aguas y
en la restauración de los espacios afectados por actividades extractivas, la
acción de gobierno con respecto a la minería de la potasa del Bages y la
salinización que ocasiona en las aguas ha sido prácticamente nula durante la
última década. Su actitud ha sido totalmente permisiva.
Además, desde la implantación de las
estaciones automáticas de alerta de la calidad de las aguas superficiales del
río Llobregat, ya no se analiza sistemáticamente el contenido de cloruro de las
aguas. El análisis del cloruro ha sido sustituido por el de la conductividad
(que incluye también el contenido de otros iones, además del cloruro),
rompiéndose el registro continuo de este parámetro iniciado sistemáticamente
por la desaparecida Comisión Inspectora de la Salinidad del río Llobregat en el
año 1931, que ni tan solo se interrumpió con motivo de la Guerra Civil
Española, y que constituía el registro mundial más extenso en el control de la
concentración de cloruro de una cuenca.
No se aplican programas de restauración. Los
residuos de la minería de la potasa del Bages, los más evidentes en Catalunya y
los que más contaminan el agua que se distribuye a 4 millones de personas, ni
aparecen en las estadísticas del Departamento de Medio Ambiente de la
Generalitat. Lejos de cambiar de tendencia, la acumulación de residuos salinos,
el origen del problema, no hace más que aumentar. Las escombreras de Vilafruns
y de la Botjosa siguen abandonadas sin restaurar.
La salinización de las aguas avanza
progresivamente y se intensifica en la cuenca del Llobregat. Los últimos
episodios más reseñables son el abandono obligado de los pozos de suministro de
la población de Sallent debido a la salinización, una nueva y notable surgencia
de agua salada procedente del escombrera del Cogulló que se filtra directamente
en el río Llobregat a su paso por el casco urbano de Sallent, y el aumento de
la concentración de cloruro en el río Llobregat aguas después de Sallent hasta
valores que muy a menudo superan el límite recomendado para las aguas
destinadas a potabilización.
Las consecuencias perjudiciales sobre el paisaje, las aguas y la población de Catalunya causadas por los residuos de la minería de potasa del Bages son ya muy graves y, en el presente estado de cosas, persistirán durante siglos si desde la acción de gobierno no se remedian.
DENUNCIA
Por todo lo expuesto, entendemos que la
ausencia de acción administrativa por parte del gobierno de la Generalitat de
Catalunya durante muchos años para conducir la problemática ambiental que
ocasiona la minería de potasa de la comarca de Bages –pese a tener las competencias–
y la tolerancia frente a los incumplimientos de las empresas mineras respecto a
sus obligaciones legales para la protección del medio ambiente son un grave
abandono de funciones.
Denunciamos por tanto la empresa minera
Iberpotash SA / Dead Sea Works (Afueras s/n 08260 Súria) por la contaminación
salina continua de las aguas de la cuenca del Llobregat y por incumplimiento de
sus obligaciones de restauración del terreno; a la Generalitat de Catalunya por
su abandono de funciones de gobierno frente a estos impactos ambientales, lo
que puede constituir una tolerancia cómplice, y finalmente al Gobierno de
España, que mantiene competencias sobre minería, por la misma pasividad que la
Generalitat frente a los perjuicios ambientales que la minería de potasa de la
comarca de Bages provoca.
En la confianza que se atenderá a esta
denuncia, cuyo objetivo es el de reconducir la explotación minera de potasa de
la comarca de Bages a la legalidad ambiental, quedamos a su disposición para
ampliar o detallar cualquier información que crean oportuna.
Atentamente.
www.lasequia.org/montsalat
- montsalat@lasequia.org
Apartado de Correos núm. 479 - E-08240
Manresa